La fugacidad del Instante

Editorial Escarabajo, Bogotá, Colombia.

30 de octubre de 2020 (primera edición)

535 páginas

La fugacidad del instante es una novela de formación: la educación sentimental, intelectual y sexual de Carlos Alberto Rivadeneira, su protagonista. Excepto el primer párrafo escrito desde un punto de vista omnisciente que inicia la novela, el resto está narrado por su protagonista, un adolescente de diecisiete años a punto de terminar su bachillerato en un colegio de jesuitas donde ha estudiado durante los últimos diez años. Aunque la novela se sitúa fundamentalmente en los Estados Unidos y Colombia, desde los años cincuenta hasta mediados de los sesenta, en su transcurrir se remonta a España, Francia e Iberoamérica en los siglos XIX y XX. Además de mostrar sin ambages su despertar y desarrollo sexual, así como su formación intelectual, Carlos Alberto reconstruye su adiestramiento como prestidigitador. La fugacidad del instante es una novela caníbal y proteica que encierra múltiples novelas. “Para empezar, quiero dejar claro que La fugacidad del instante, la novela largamente esperada de Miguel Falquez-Certain, es un tour de force, un clásico instantáneo de la literatura homoerótica en lengua castellana, es sobre todo la novela de un poeta y su autor bien puede ser llamado desde ahora el Marcel Proust colombiano”, escribió Gustavo Arango. Y concluye: “Miguel Falquez-Certain ha convertido a su protagonista en un sombrero de mago de donde salen miles de personas y una época, retratados con finura y maestría. Cuando el espectáculo del mago se termina, persiste la sensación de que quedaron cosas guardadas y que en algún rincón están agazapados –como una tórtola a punto de ahogarse– el miedo, el dolor, la congoja, el lamento de una criatura asustada. Pero los poetas saben que la realidad solo puede ser aludida, nunca nombrada. La fugacidad del instante es como una fina tela de colores que permite que se vean los contornos de ese niño y se perciban los temblores de su llanto”.

Disponible en

 

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El Marcel Proust colombiano

Para empezar, quiero dejar claro que La fugacidad del instante, la novela largamente esperada de Miguel Falquez Certain, es un tour de force, un clásico instantáneo de la literatura homoerótica en lengua castellana, es sobre todo la novela de un poeta y su autor bien puede ser llamado desde ahora el Marcel Proust colombiano. [. . .] Miguel Falquez Certain ha convertido a su protagonista en un sombrero de mago de donde salen miles de personas y una época, retratados con finura y maestría. Cuando el espectáculo del mago se termina, persiste la sensación de que quedaron cosas guardadas y que en algún rincón están agazapados –como una tórtola a punto de ahogarse– el miedo, el dolor, la congoja, el lamento de una criatura asustada. Pero los poetas saben que la realidad solo puede ser aludida, nunca nombrada. La fugacidad del instante es como una fina tela de colores que permite que se vean los contornos de ese niño y se perciban los temblores de su llanto.”

Gustavo Arango, autor de las novelas El origen del mundo y Santa María del Diablo, entre otras, y profesor de literatura latinoamericana en la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY), en Oneonta. 
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Una Barranquilla nostálgica y decadente

La fugacidad del instante es una novela contemporánea a pesar de su aparente anacronismo, narrada con un bien logrado control de los múltiples materiales que en ella se trafican. Hay en su desarrollo una suerte de atmósfera de desolada impostura, de ocultamiento primordial de lo que se siente, pero al tiempo un desgarramiento franco, íntimo, que casi duele, y que envuelve y acompaña su accionar y su acontecer; así como también la sensible presencia de unos exquisitos ademanes proustianos que logran construir una memoria que nos devuelve una Barranquilla nostálgica y decadente, desnudada en sus vergüenzas de racismo, exclusión social, homofobia y falsas y pretenciosas prosapias familiares (o reales y legítimas) que unos nuevos tiempos y que una nueva generación, la del protagonista, se encarga de desbancar y poner de algún modo en su sitio. [. . .] Destacan en esta novela su cuidadosa narrativa, la organización de una rica memoria, una honda indagación en el malestar individual del personaje y una cáustica pero elegante visión y descripción de lo que alguien llamara alguna vez “el paisaje moral de sus contemporáneos.”
Miguel Iriarte, poeta, ensayista, gestor cultural, investigador cultural, catedrático de semiología y lingüística de la Universidad del Norte, director de la Biblioteca Piloto del Caribe y director y editor de víacuarenta, revista de investigación, arte y cultura, en la revista Contexto, Santa Marta, Colombia,
Reseña publicada en CONTEXTO
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Comparada con En busca del tiempo perdido

Me parece que La fugacidad del instante será siempre comparada con En busca del tiempo perdido. Se parecen en varias cosas y también difieren en otras. [. . .] Esa prosa mozartiana de Marcel, como la llama Vladimir Nabokov, no existe en la novela de Carlos Alberto. Si vamos a compararla con la música de un compositor, diría que siendo Carlos Alberto un hijo del siglo XX, un compositor como Philip Glass sería más apropiado para describirla. Ese minimalismo, lleno de repeticiones que varían casi imperceptiblemente, se acomoda más a La fugacidad del instante, sobre todo en la velocidad reiterativa y alucinante que nos brinda la obra del personaje barranquillero.”
Silvio Martínez Palau, dramaturgo y narrador, autor de las piezas The English-Only Restaurant y de Our Wonderful Theatre, así como también de la colección de relatos Made in U.S.A.: estudio en naturalezas muertas, entre otros.
Reseña publicada en EL PAIS, Cali, Colombia.
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Interrogantes como la vida misma

La fugacidad del instante es una forma personal de Carlos Alberto Rivadeneira de recobrar el tiempo, el atemporal del mundo inconsciente y afectivo, como Proust y como Joyce, desde su texto e invita a abrir las puertas de esa búsqueda de sentido, desde la orilla que a cada lector más le toque el alma, en su acto personal de lectura, descifradora de lenguajes. [. . .] se presenta como una intención totalizadora, donde se diluyen las fronteras y los tabúes, para decantar una identidad que se va encontrando desde los actos auto eróticos hacia el cuerpo de los otros, como también desde y en los libros que va leyendo y en el cine [. . .] identidad que teje en todo el universo intertextual de la novela y que evidencia la erudición del narrador-personaje, para dejarnos un final abierto con interrogantes como la vida misma y aunque Carlos Alberto Rivadeneira logra reafirmarse y asumirse en su identidad homosexual, continúa haciendo parte de la ronda de adolescentes desamparados que se preguntan “¿A quién quisimos? ¿Qué queremos? ¿Adónde vamos?” de la que forma parte él mismo, así como su ciudad, Arcadia primigenia de sentido, y cada lector.
Everlyn Damiani Simmonds, psicóloga, narradora y poeta.
Reseña publicada en EL UNIVERSAL, Cartagena de Indias, Colombia
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Una carta para el futuro

Aunque pareciéndolo, este libro no sea una autobiografía, Miguel Falquez-Certain, el autor, revive en cada página para que, igual que su avatar, pueda sostener un diálogo con su propia imagen, logrando la épica de esta voluminosa novela que es también una carta para el futuro. Una larga e intensa epístola para que homosexuales como yo, nacidos en el Caribe colombiano en los ochenta, podamos dialogar con las imágenes de una época importante de nuestra historia. La proyección detallista de un filme para ver las cosas con los ojos que las vio Carlos Alberto, la criatura de Miguel, para reconocernos en esa historia y confirmar que somos porque otros fueron antes que nosotros.
Juan de Dios Sánchez Jurado, novelista, cuentista, poeta, periodista y abogado, recientemente graduado del programa de creación literaria en español de la Universidad de Nueva York (NYU).
Reseña publicada en REVISTA ESTEROS Uruguay
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Reinventando la narrativa autobiográfica

La fugacidad del instante de Miguel Falquez-Certain convierte a la escritura en una herramienta para reinventar la narrativa autobiográfica. La manera como recordamos nuestro propio pasado puede ser un lugar oscuro, inestable y desordenado. De ahí que las aventuras, romances, descubrimientos, derrotas y victorias de Carlos Alberto —el narrador y aparente autor de la novela— se vayan construyendo a manera de collage. Más allá de constituir una ‘verdad’ sobre su propio pasado, la novela se convierte en una autoafirmación de su identidad sexual, pese a la carga de una sociedad conservadora. La defensa del disfrute sin prejuicios es una lucha que va desenmascarando las estructuras sociales en la costa caribe durante los años cincuenta y sesenta. La represión, los mecanismos de control social, la doble moral y la hipocresía, son una sentencia y a la vez una posibilidad, para que Carlos pueda encontrar su propio lugar de enunciación.”
Manuela Córdoba, en la contratapa de la novela
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Un libro digno de leer

La fugacidad del instante es una obra digna de leer, para admirar la fluidez literaria de Falquez-Certain y para comprender las presiones de la sociedad moderna que continúan señalando veladamente con dedo acusador a quienes exteriorizan sus tendencias sexuales, políticas y religiosas o simplemente porque no acatan los formalismos marcados por la moda y el qué dirán.
…El lápiz del talentoso escritor lo dice todo. La obra de Falquez-Certain lo demuestra, reflejando el universo de colores y penas de Rivadeneira Laurent, y está tan bien detallado que el lector termina perplejo, conmovido hasta su inesperado, abierto y sorprendente final…”

Jacqueline Donado, Periodista, editora y escritora residente en Nueva York. 

Reseña publicada en El Tiempo, Bogotá Colombia